LA MINA DE UN LÁPIZ COMIENZA A RESPIRAR



La mina de un lápiz comienza a respirar
en el culo de la funda de un monasterio
y son las cuatro y media y las gotas de lluvia
se condensan sobre las bragas de una goma Pelikan.
Estás muerta como la sal de una antigua loción,
dulce como el tambor de una moto en flor,
vino el gendarme a traer el sudor de tus pies de mujer.
Hay una cena misteriosa en medio de la niebla
y un grano en la ceja que se llama José.
Si se te ocurre estornudar la vena volará a Fidji
y esparcirá tu nombre cristalizado en coral.
Hoy es sábado de brisa y en medio del desierto
cavo mi propia tumba la tapo con tu párpado
no me escuchas no quieres escucharme
y por la nuca mentiré,
todos sois Danones todos sois manteles
hijo putas con corsé.

LA TOS DEL VIENTO


                  Ceremony, The (C.Sandre, 2018) {Sanguine}
                                                            

Por el cenicero
una ciega juega al tenis con mis testículos
botándolos sobre una tierra humeante
con olor a jengibre.
Quiero la tos del viento 
y una lengua llena de bidones
para dragar pianos y jardines 
hasta sangrar la llave de plata
que abra una cueva junto al mar
donde Emma
baila su arcana danza
y el jardinero contempla impasible
las llamas de la flota
en el horizonte.

VARADO


El coño de cinco catedrales con peineta
y los fetos sobre mi cabeza mohosa de setas
suspiran por rubicundas lavanderas
zampadas con patatas
para conducir hacia el crepúsculo 
una pastilla de jabón sangrada del parto 
pero el coche no arranca lleva mil siglos varado
desgastando el nombre de Emma
esperando sobre el acelerador una milagrosa mano
con aroma a lavanda y rosas
que señale un camino
de ingenua esperanza
hacia el jardín secreto
de tu nuca.

Varado (Foto C.Sandre, 2018 {Lima, Perú})

ACRIDIDAE GIGANTE



La langosta gigante entró por la ventana del piano imaginario
reptando y volando envuelta en una nube de oro
con el cabello de Jack Torrance a rastras
en sus patas mecánicas
y sus alas caían sobre un conservatorio de ángeles
con toda la miseria a cuestas
sobre el asiento de los ojos vacíos
y el órgano del topo duro huía por la barbacoa
manteniendo el fuego del pasado donde asar la lluvia
a solas en encarnizada lucha fraticida
formaba muebles imaginarios
y un amigo sin rostro llamado Piedra.
Fue expulsada hacia otro condominio
por el niño bárbaro europeo
atrapado en la contaminada costa de Lima.
Tiempo después sobrevino una hambruna
en el campo de concentración Nº 39
y el diablo continuó fumando tranquilo en una esquina
cuarteando su piel negra de serpiente
bajo una obsoleta constelación de cables.