Simio en la barca del panocha
con peluca ortopédica
y dos
murallas de mariposas
entre las estatuas,
se fue
dejando caer sobre las hojas,
con sus
senos
rebosando el azúcar de las espadas,
rebosando el azúcar de las espadas,
cabalgando
sus delfines dorados
en la pared
amortajada,
con ese
aguijón clavado
en los ojos de Europa
en los ojos de Europa
y las
tribus comprando acciones
saliendo de su cueva
para beber la sangre
de aquellos
que un día forjaron
un esbozo
de libertad
llamado
Europa.